viernes, 13 de abril de 2012

Una persona con suerte


Personalmente me considero una persona con bastante suerte. Tengo todo lo que podría desear hoy en día, y con eso me basta. No quiero más, pero eso tampoco significa que me conforme. He leído en un libro últimamente que “los humanos no se satisfacen jamás, siempre quieren más, y eso es lo que los diferencia de los animales”. Y esa me parece una frase sencillamente genial. La gente suele decir esto con algo de desprecio, pero yo creo que no es así, no si te refieres a todo lo bueno de la vida. Siempre intenta mejorar, ser mejor persona, pero sobre todo, intenta ser más feliz. Eso es lo que todo el mundo busca y no lo que todo el mundo encuentra. Podemos hablar de nuestros sueños, de lo que queremos ser de mayores, de lo que pensamos que seremos. Pero el mayor sueño de todos es alcanzar la felicidad. ¿Es muy difícil? Por supuesto, eso lo sabe todo el mundo. Pero nadie dice que tengas que hacer el camino tú sólo hasta el final; de hecho, es prácticamente imposible. Necesitas que alguien te lleve de la mano, te haga esquivar los peligros y llegar sano y salvo a tu meta. Unas personas te acompañarán mejor que otras, eso es cierto, pero lo que cuenta no es que tu acompañante sea el mejor en todo. Sólo necesita tener fuerza de voluntad. Porque es de la fuerza de voluntad de lo que sale todo lo bonito del mundo, como la amistad, la felicidad y la alegría, los amigos y la satisfacción personal después de trabajar mucho, hasta incluso el amor. También es cierto que de la fuerza de voluntad salen cosas no tan agradables como las anteriores, pero es en la forma de pensar y de usarla donde se muestra que una persona es de valía. 
Hay personas que son simplemente buenas personas, porque son así desde que nacieron. También está el resto de gente de este mundo, a la que nos puede costar un poco intentar mejorar para ser más felices y solidarios. Pero si realmente lo deseamos, todos podemos ayudar y colaborar a que la gente llegue al final de su camino, a que nuestros amigos sean felices, y no sólo nuestros amigos, sino toda la gente a la que podamos ayudar. Debemos pensar que solos no podemos hacer nada, porque los humanos somos unos seres dependientes. No tenemos gran fuerza, velocidad o cualquier otra capacidad características en otros animales. Pero si sobresalimos sobre ellos es por nuestra mente, por nuestros pensamientos, nuestra inteligencia superior. Pero aun así no podemos hacer nada si no hay alguien a nuestro lado, para ayudarnos a levantarnos cuando nos caemos y para apoyarnos en las dificultades. Siempre hay ese “alguien”, generalmente una persona dispuesta a darlo todo por ti, porque es altruista. Dispuesta a defender la verdad delante de ti, porque es honrada. 
Dispuesta a ofrecerte todo lo que esté en su mano, porque es generosa y solidaria. Y a esas personas le debemos casi prácticamente lo que somos. Porque somos nuestros sueños, y sin ellas nuestros sueños y deseos ni siquiera existirían.
Hay ciertamente poca gente “ejemplar”, pero las pocas personas que hay destacan mucho, y serán siempre recordadas en nuestra memoria. Aquella gente que dio todo lo que tenía para proteger a la gente de su país, de su ciudad, de su pueblo, o a las personas que estaban a su alrededor. No importa a cuanta gente alcances, sino el mero hecho de que lo hagas. Porque ayudar a tanta gente en tantas cosas no es tan fácil como pudiera parecer. Pero siempre están esas personas, que estarán acompañándote hasta el final, sin soltarte la mano ni un solo momento, y que te apoyarán en todo momento. Yo conozco a este tipo de personas. Son mis amigos. Y por eso he empezado esta redacción diciendo que me considero una persona con bastante buena suerte. De hecho, creo que cualquier persona que tenga unos amigos como los míos puede decir sin ningún miedo que 
tiene buena suerte, que estará bien acompañada para toda su vida, y que con la suficiente fuerza de voluntad cumplirá todos los objetivos que se fije.
A veces, la ayuda para salvar los obstáculos viene de la persona de la que menos te lo esperas, de gente con la que no tienes ninguna relación, pero que prefiere ayudarte a quedarse quieta en el sitio. Este mundo realmente necesita más gente de este tipo, porque no todo el mundo tiene a alguien que le apoye en todo momento. Esas personas que sólo quieren mejorar, pero sólo si mejoras tú con ellas, que es capaz a poner a mucha gente de pie y dispuesta a batallar para un fin común. 
Necesitamos un proyecto común como humanos, y necesitamos a alguien que lo encarrile y que lo haga realidad. Porque de ese plan depende nuestra vida, nuestra felicidad, y no deberíamos sacrificarlo sólo porque no queremos colaborar. Alguien debe unir a todas las personas para hacer de este un mundo mejor. Alguien solidario, altruista, honrado y generoso, y que sepa cómo y cuándo ayudarnos, y que además nunca nos abandone,  porque siempre permanecerá en nuestra memoria.

Miguel González Fernández

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